(nota del autor) el peque�o perro llamado Jocko se transformo en una figura de particular inter�s en, mis libros sobre perros de pelea. A menudo se me pregunta si las historias fueron verdaderas. El hecho es que todas esas historias me las contaron hace muchos a�os atr�s, en los a�os cuarenta, cuando yo era joven. Estas historias me fueron contadas por Howard Baker. El era el due�o del restaurante Howard Steak House en la ciudad de Boulder Colorado. El era un personaje muy pintoresco, tenia carrera realizando todas las cosas que yo consideraba importantes. Fue boxeador, dos veces peleo por el titulo mundial y perdi� por decisi�n del  referee, las �nicas dos peleas que hab�a perdido. Tambi�n fue corredor de autos de carrera. Durante la segunda Guerra mundial fue reclutado por el gobierno  para ayudar a desarrollar un plan de fitness para los reclutas. Tambi�n patrocino un club de boxeo y fue por esa organizaci�n que yo lo conoc�. Mas tarde trabaje como ayudante en su restaurante. Mientras estaba en la universidad de Colorado, trabaje en Imperial Tea y Coffee House, que eran los proveedores para todas las cocinas  de las fraternidades. El due�o Sam Wood  era buen amigo de Howard y hab�an estado en el asunto de los perros juntos, y el siempre me contaba  historias acerca de  Jocko  y de los dem�s. De modo que asumo, esc�ptico  que todas las historias deben ser verdaderas. La siguiente es una historia sacada de mi libro este es el American Pit Bull Terrier.

 Cuando era joven en un peque�o pueblo de Colorado yo escuchaba historias acerca de los Pitbulls que eran contadas por dos de los pilares de la comunidad que realizaban �el deporte� con algunos perros. Aunque ninguno de ellos, dos hombres de negocios exitosos, ten�an Pitbulls en la �poca en que los conoc�. Yo los conoc�a, obviamente nunca hab�an perdido el amor a la raza, y parec�an m�s felices cuando hablaban de los perros.

Una de las figuras centrales en sus historias era Jocko un perro  atigrado  con marcas blancas. Aunque Jocko era peque�o de tama�o  (t�pico de los perros irlandeses tra�dos a este pa�s en el siglo pasado) pesaba 28 libras de dinamita. Aunque amaba a la gente y era amistoso con todo el mundo, tenia una personalidad  parca, y busca travesuras  que siempre met�a a su due�o y a el  en problemas. Por esto Jocko persegu�a a otros perros tal como un perro persigue a un gato. No se le permit�an andar suelto, ten�a gran inteligencia y una absoluta falta de moralidad que compensaba por este hecho. Por ejemplo cuando se le amarraba una roldana con un cable, se quedaba al extremo del cable, pareciendo  estar amarrado en ese sector. Cuando un perro llegaba a su rango de alcance, Jocko atacaba como un balazo. Tambi�n se acostaba de espaldas pareciendo dormido, esperaba por perros o gatos que llegasen a su rango de alcance. Jocko adelant�ndose a su �poca ten�a su propio centro de control animal. 

�Jocko tuvo varios due�os porque, nadie podr�a resistirlo por demasiado tiempo debido a su  personalidad p�cara y propensi�n por causar  problemas! Todos lo admiramos, sin embargo, y algunas personas, que les gustaba ser castigados por este can  incluso lo poseyeron  m�s de una vez.

En una historia que recuerdo como u cl�sico en la cual se describe una historia de Jocko la cual revela su completo amor por la entretenci�n y su completa falta de conciencia, Jocko era la orgullosa propiedad de un boxeador profesional. Este hombre era muy apegado a Jocko y sent�a mucho inter�s por el animal. Los dos disfrutaban de la compa��a mutua inmensamente, y Jocko incluso entrenaba e iba a giras con su due�o. Nuestra historia trata de c�mo Jocko se las ingenio para terminar con este feliz acuerdo.

Tal parece ser que Howard (el boxeador) hab�a llevado a Jocko en su vag�n (esto era a fines del siglo XIX) en lugares en los faldeos de los pueblos en donde no hab�an perros, los dos iban de gira. Cuando retornaban al pueblo, Howard vio a su amigo Sam caminando por la calle en direcci�n opuesta. Howard un tipo amistoso saludo alegremente a su amigo. Este era el momento que Jocko estaba esperando. Estaba fascinado por el viaje, por el movimiento de las ruedas y sus ejes sonoros. Siendo fiel a su naturaleza, Jocko mantuvo su inter�s hasta un momento apropiado. Ahora exactamente cuando la atenci�n de Howard estaba en su amigo Sam Jocko agarro las ruedas  y comenz� a zamarrearlas  y las ruedas comenzaron a sonar como nunca lo hab�an hecho antes. La cabeza del caballo  recibi� el castigo producto de los tirones de Jocko, y de hecho  el pobre animal se descontrolo completamente.

Todo lo que Sam percibi� fue que estaba haciendo se�as de saludo a su amigo Howard, entonces el vag�n pareci� ser un torbellino, el veh�culo desapareci� ante sus ojos. Preocupado Sam corri� tras el vag�n. A la vuelta de la esquina Sam vio algo incre�ble, para lo que no estaba preparado. el vag�n estaba dado vueltas  con las ruedas hacia arriba, AUN GIRANDO. Howard Estaba m�s all� del desastre. Howard miro hacia las ruedas que aun giraban. All� estaba feliz, sin un rasgu�o... Jocko mordiendo las ruedas mientras estas giraban.

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